Este laboratorio tiene la forma de un dispositivo de estudio que entrelaza las técnicas somáticas (principalmente Feldenkrais y Eutonía) con prácticas de escritura (desde el psicoanálisis) y Twerk (como estilo y como técnica), para elaborar herramientas que nos permiten observar nuestras prácticas tanto como nuestros modos de vida.
He descubierto que el Twerk permite al mismo interrogar aspectos de la vida cotidiana, de los modos de organización del trabajo y el cuerpo que se elaboran entre unos y otros modos. He descubierto que nos permite ingresar el absurdo y el ridículo, la felicidad en la fiesta, el divertimento y la sensualidad como tonos posibles del pensar y, ello, lo transforma todo.
En este sentido, el laboratorio es más un espacio de observación que de adquisición de objetos, en el sentido de que la elaboración del prisma de análisis de las propias prácticas y la propia vida, se genera en relación a las mismas y cada persona lo resuelve a su manera. Así, sucederá que el culo entre a cuestionar los criterios de las cosas en las que se encuentra investigando, sus relaciones, sus sentidos, su tonalidad.